Resumen de una fábula que deja una buena enseñanza…
Cierta vez, una lechera llevaba en su cabeza un cubo de leche recién ordeñada y caminaba soñando despierta. Pensaba y proyectaba para sí:
“Esta leche dará mucha nata, la cual batiré hasta convertirla en una mantequilla que me pagarán muy bien en el mercado. Con ese dinero me compraré un canasto de huevos y luego tendré pollitos. Cuando estos crezcan los venderé a buen precio, y con el dinero me compraré un vestido nuevo y bonito. Me lo pondré el día de la fiesta mayor, y el hijo del molinero entonces querrá bailar conmigo. Pero no voy a decirle que sí a la primera. Esperaré a que me lo pida varias veces y, al principio, le diré que no con la cabeza”.
La lechera comenzó a mover la cabeza para decir que no, y entonces el cubo de leche cayó al suelo y la lechera se quedó con nada y sin sueños.
Este relato nos sirve para entender que:
No debes esperar para actuar. Muchas veces, los emprendedores son demasiado proyectistas, es decir, se imaginan todo lo que podrían hacer… ¡solo una vez que tengan dinero, una vez que se posicionen en el mercado, cuando consigan a sus primeros cincuenta clientes, cuando le ganen a la competencia, el día que levanten capital! Empieza hoy.
No esperes a tener todo lo que necesitas para emprender. Lo importante es empezar, dar ese primer paso, así irás ganando experiencia.
Si esperas a tener todo para empezar, ese día nunca llegará…
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